Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2007)
el concepto de salud mental se define como un estado de bienestar en el cual el
individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las
tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera
y es capaz de hacer una contribución a su comunidad.[1]
Esto significa que el concepto no puede limitarse a la idea de que algo en la
mente de la persona está enfermo. Hay otras áreas relacionadas al individuo:
cuerpo, capacidades, entorno físico y social, que tienen resonancia en la
psique y donde es necesario intervenir de una forma integral para conservar el
bienestar psicológico. A esto le llamamos prevención en salud mental, salud y
bienestar.
En Puerto Rico el tema de la salud mental no es
comprendido del todo. En ocasiones la ignorancia, el estigma social o la
indiferencia no permiten que se analice el grave problema que representa ni que
se invierta en soluciones de prevención o intervención del problema. La
realidad muy preocupante es que el 17% de la población padece de algún
trastorno mental y la mayoría no recibe un tratamiento adecuado.[2]
Este hecho lleva a que los trastornos no atendidos en el tiempo se vuelvan
graves y requieran hospitalización.
Es mucho lo que cada uno de nosotros puede hacer y
sobretodo comenzando consigo mismo. La prevención en la salud mental puede ser
la clave para que el número de personas que sufre trastornos mentales se
reduzca. Recordemos que cuando una persona enferma el entorno inmediato,
familia, escuela, sociedad se ven afectados también.
Kinnier (1997)[3] proponen
nueve características que una persona con salud mental posee:
1.
Autoestima
y auto-aceptación: Solo las personas que se aman y se respetan tienen la capacidad
de amar y respetar a los demás. Vivir satisfechos con nosotros mismos aceptando
los propios límites y aprovechando nuestras potencial nos asegura una buena
salud mental.
2.
Auto-cocimiento:
Se refiere a la capacidad de reconocer los propios sentimientos, necesidades y
motivaciones aceptándolos y asumiéndoles como parte de nuestra identidad.
3.
Confianza
en sí misma y autocontrol: Ser totalmente independiente de otros, tener control
sobre sí mismo y saber responder con asertividad en situaciones estresantes.
4.
Una
clara y optimista percepción de la realidad: de las personas, eventos, sucesos,
de sus capacidades y posibilidades. Pueden soportar las desilusiones y los
contratiempos sin afectarse demasiado.
5.
Valor
y resiliencia: Saberse adaptar a los cambios y a las circunstancias incluso
tomando riesgos, enfrentando los miedos y asumiendo responsabilidades. Implica
tener el coraje de planificar el futuro sin temor.
6.
Equilibrio
y moderación: Disfrutar del trabajo, los momentos de óseo, lo planificado, lo espontáneo,
la familia los amigos sabiendo disfrutar de todo con el justo equilibrio.
7.
Amor
y preocupación por los demás: Se refiere a la capacidad de dar y recibir amor,
establecer relaciones significativas y a la necesidad de pertenencia a algo o
alguien.
8.
Amor
a la vida: Ser activos, tener buen humor, ser espontáneos. Saber aprovechar el
momento presente y a la vez asumir con seriedad y optimismo el futuro.
9.
Propósito:
Reconocer y saber que nuestra vida tiene significado, que todos tenemos una
misión que cumplir en la vida que nos hace encontrarle sentido y satisfacción a
la vida.
Tener salud mental es importante en nuestros tiempos.
Vivimos una época de cambios, situaciones difíciles y exigencias que requieren
de equilibrio y mucho valor. Todos tenemos la capacidad para asumir las
diversas situaciones de la vida. El conocernos mejor, el interesarnos por los
demás nos ayuda a sentirnos mejor. El consejero Santiago Cabrera (n.d.)[4]
nos ofrece algunas recomendaciones para mantener nuestra salud mental en óptimas
condiciones:
ü Ser realista: aceptar que no podemos evitar del
todo las dificultades sino manejarlas y aprender de ellas.
ü Trabaja para tu mejoramiento personal: el ser
humano siempre está en proceso de evolución y de cambio. Crecer es posible, los
límites los establecemos nosotros mismos.
ü Acepta a las personas y las situaciones como son: aceptar
los defectos y límites de los otros hace parte de la convivencia social. Ser
más pacientes y tolerantes incluso con aquellas personas que son realmente
difíciles nos mantiene en control de nuestras emociones. Las personas no
cambian por aquello que les decimos sino cuando ellas mismas deciden cambiar.
ü Enfrenta la vida con entusiasmo: ser
positivos es la clave. El pesimismo solo nos arrastra a la pasividad. En un
mundo donde se habla constantemente solo de lo que está mal es necesario
contaminarlo de optimismo y alegría.
ü No te dejes dominar por las emociones: practica
una buena comunicación con quienes te rodean. Si algo te molesta exprésalo con
asertividad o tomate un tiempo para respirar y comunicarlo en un momento más
oportuno.
ü Autodisciplínate: aprende a ser amable, a cuidarte y
a adquirir aquellos hábitos que son buenos para tu salud física y mental. Saca
tiempo para relajarte y hacer ejercicios.
ü Enfrenta las
dificultades: los problemas son parte del proceso de maduración personal no
trates de escapar a ellos.
ü No pierdas el tiempo ni la energía luchando contra lo
incambiable y lo inevitable: recuerda que no podemos cambiar las circunstancias ni
los problemas de la vida, mucho menos cambiar a las personas.
ü Conoce tus debilidades y limitaciones: y sé capaz
también de reírte de ti mismo. Puede que no nos sintamos orgullos de nuestras
debilidades mucho menos de nuestras limitaciones, pero si no aprendemos a
aceptarlas y utilizarlas a nuestro favor terminamos por convertirnos en
enemigos de nosotros mismos.
ü Amate, perdónate, aprende a perdonar a los demás y a
olvidar: no hay
mejor medicina que el perdón. Darlo genuinamente nos libera del odio, nos sana
del resentimiento.
ü Se tolerante contigo mismo y los demás: todos
tenemos defectos y límites, esto hace parte de nuestra humanidad. Aceptarnos
los unos a los otros permite la sana convivencia y promueve el bienestar
emocional.
ü Siéntete parte vital de tu familia: no somos
islas, necesitamos el apoyo de los otros y más aún el apoyo de aquellas
personas significativas de nuestra vida. Comparte y relájate con ellos.
Recuerda que tener una salud mental óptima es
importante: vive, ámate y disfruta al máximo el don que eres para ti mismo y
para los demás. Así disfrutarás de una salud mental sana, una vida plena.
[1] Organización
Mundial de la Salud, (2007). ¿Qué es la
salud mental? Recuperado desde la dirección http://www.who.int.
[2] ASSMCA,
(2010-2011). ASSMCA Salud Mental 2010-2011: informe de estadísticas, recuperado
el 7 de noviembre de 2014 desde la dirección www.assmca.pr.gov
[3] Kinnier, R.T. (1997).
What does it mean to be psychologically
healthy? In D. Capuzzi & D. R. Gross, Counseling and psychotherapy: theories and interventions. New
Jersey: Merrill Prentice Hall.
[4] SANTIAGO CABRERA, H. (n.d.). Salud mental, folleto informativo Universidad Interamericana de Puerto Rico,
recuperado desde la dirección http://ponce.inter.edu/html/orientacion/opusculos/SALUD%20MENTAL.pdf